Para los amigos más próximos el apodo de Jabalí obedece a mi aficción a la caza (con objetivos gastronómicos) de este animalito, el Jabalí europeo (de nombre científico sus scrofa), que en nuestra región es exótico y carece de predadores naturales, tiene la característica de ser un animal bastante rústico e inquieto con aspecto de fornido y compacto. Rara vez se lo ve flaco y por ser un mamífero omnívoro en nuestra región generalmente suele estar muy bien nutrido (bien forrajeado diría un paisano patagónico), razón por la cual algunos amigos estimaron que existían características análogas en mi personalidad como para adosarme el apodo sin permitirme (como corresponde) ejercer el derecho de réplica. En algunos casos me cobré el apodo asignando cariñosamente otros como "Retrato de abuela" (aplicado al mayor de mis cuñados por que "hace 46 años que está en la cómoda") o "Sol de noche" (aplicado al amigo Horacio, que como ese tipo de farol a gas "se cambia la camisa cuando se le rompe"), pero en general no le devolví la gentileza a todos los amigos y me fui acostumbrando a la denominación que resultó divertida y se extendió a casi todos los planos de mi vida. Aunque no es el objetivo en esta página más adelante le cargaré algún relato y fotos de cacerías del jabalí con mis amigos del valle medio de la provincia de Río Negro que son los lugares y paisajes que prefiero para esa actividad.
Entre las actividades que hago una de las que más disfruto es la fotografía que aprendí desde los 12 años con alguna ayuda de mi viejo y en la que me fuí fortaleciendo en forma autodidacta hasta hacer del hobby una profesión que mucho tiempo ayudó a "parar la olla". Ello también derivó en que experimentara con el cine de súper 8 y luego con el video que resultaron recursos importantes para actividad privada, mis inquietudes estético-expresivas y mi trabajo en la docencia y en el área de cultura de la provincia de Neuquén.
Entre las actividades deportivas, luego de haber practicado casi todos los deportes en mi infancia y juventud, me fui quedando con el kayakismo de travesía como una de las cosas que más disfruto navegando en las ocasiones que puedo por el río Limay y en lagos de la región cordillerana.
La pesca no es mi fuerte, pero es algo que disfruto bastante aunque recién estoy aprendiendo de la cuestión ya que el primer pez que atrapé con alguna habilidad o mínimo aprendizaje de las artes de pesca fue después de los 40 años. En particular disfruto de la pesca de truchas con la técnica de pesca con mosca que es la que me dió más resultado ya que con spining pocas veces logré pescar algo. No soy un mosquero fanático pero sí un cuidadoso de las reglas y el medio ambiente así que devuelvo las piezas pequeñas y solamente sacrifico una para comer, además generalmente si pesqué alguna que vale la pena para comer (prefiero las arco iris o fontinalis de entre 800 gr. a 1.500 gr.) dejo de pescar y me dedico a caminar o sacar fotos. Nunca logré atrapar una trucha de las grandes por que me faltó habilidad para lograr sacarlas, aunque retengo como recuerdos muy gratos una enorme trucha marrón que se me escapó después de tres o cuatro saltos de increíble belleza (por salame, por apurado y por usar un tippet muy fino) en una corredera un poco más arriba del puente de la rinconada sobre el río Collón Curá y otra enorme (quizá también una marrón o arco iris) que había clavado en el Lago Villarino con una cuchara voladora y se me escapó con un salto final a un par de metros de tomarla con la mano ante el estupor de mi hija Nadia que había madrugado para pescar conmigo. Este año no tuve suerte en enero ya que hacía mucho calor y había abundancia de alimento en ríos y lagos además de que viajé en el peor momento del ciclo lunar y recién pude pescar una arco iris en un veril del Lago Hermoso el día que terminaban las vacaciones después de recorrer todo el perímetro del lago en un pequeño gomoncito de 3 mts. junto con Nancy (mi compañera en ya 24 años de compartir un proyecto de vida) que tomó estas fotos.
